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SERMONES DE PEDRO

INTRODUCCIÓN


En los anteriores sermones se ha explorado la forma en que los discípulos de Jesús se desarrollaron como una comunidad unida que crece, ama y adora. Esto los llevó a demostrar el poder del Espíritu Santo atendiendo las necesidades del pueblo: sanando, haciendo milagros y enfrentando las obras de Satanás; todo esto como una expresión del evangelismo que hacían en todo lugar.


Ahora, se verá la forma en que los apóstoles proclamaron el evangelio de Jesucristo en el contexto judío y en los diferentes territorios del Imperio Romano hasta llegar a la Ciudad Eterna, Roma. Los sermones de Pedro tienen como característica básica el dar testimonio de Jesús como el Mesías prometido; aunque cada uno tiene un origen particular.


Hay que recordar que el expositor es un simple pescador que había estado tres años siguiendo a Jesús. Él no tiene preparación profunda en las Escrituras ni en el arte de la exposición bíblica. Una revisión en los evangelios notamos a un hombre común, capaz de decir las palabras más sublimes: “tu eres el Hijo del Dios Altísimo”, como las frases que recibieron la censura de Jesús en estos términos: “apártate de mí Satanás”. Ese es el predicador que trastornó a Jerusalén con su predicación, todo porque fue transformado por el poder del Espíritu Santo.


Le daremos una mirada a tres de los sermones de Pedro y qué se puede aprender de lo expuesto por el humilde pescador de Galilea:


1) El sermón de Pentecostés

2) El sermón en el Pórtico de Salomón

3) El sermón a los gentiles

1) El sermón de Pentecostés (Hechos 2:14-42).


Este sermón ocurre después del derramamiento del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés, y fue una defensa bíblica de lo ocurrido. En el Comentario Bíblico Latinoamericano se hace la siguiente explicación del sermón de Pedro:

La interpretación de Pedro sobre la experiencia de Pentecostés se ve en su discurso que estuvo centrado en cinco ejes clave relacionados con Jesús: su ministerio terrenal, su muerte, su resurrección, su exaltación y su papel como Salvador. Estos son los ejes vertebrales de la confesión de fe de los primeros cristianos, conocidos como el kerigma, y se encuentran en la mayoría de los discursos registrados en Hechos (Padilla, Acosta y Velloso, p. 1384).


Los cinco ejes básicos del argumento de Pedro en su sermón se repetirán a lo largo de la proclamación de los primeros cristianos, donde la figura de Jesús es central. ¿Qué fue lo que dijo Pedro, que provocó que se conmovieran sus oyentes?


a) Pedro explicó el acontecimiento de la venida del Espíritu Santo como el cumplimiento de la profecía de Joel 2:28-32. Las Escrituras se cumplieron ese día y la comunidad de discípulos recibió un impulso divino, para cumplir la misión encomendada por Jesús.


b) Hay una presentación de lo que Jesús hizo entre ellos, incluyendo su pasión, muerte y resurrección como el cumplimiento del designio divino revelado en las profecías del Antiguo Testamento; además, de la ascensión y la exaltación de Jesús como Señor y Cristo (Mesías) de todo.


c) Un llamado al arrepentimiento y a bautizarse como símbolo de que Dios los ha perdonado de sus pecados, y así Dios envíe su Santo Espíritu.

El resultado de esta primera proclama evangélica por parte de Pedro fue la conversión de unas tres mil personas, formándose una comunidad de discípulos que perseveraban en la doctrina de los apóstoles, la comunión unos a otros, el partimiento del pan y las oraciones (Hechos 2:42).


Aplicación: En medio de la realidad que estamos viviendo, este mensaje nos reta a seguir la línea de Pedro para anunciar el evangelio de Jesús sin importar las circunstancias que nos rodean. El mensaje evangélico que el mundo debe escuchar es este: Las Escrituras nos señalan a Jesús como el único medio de salvación para todas las personas; si crees por fe este mensaje debes arrepentirte de tus pecados y pedirle perdón al Señor, para que Él envíe su Santo Espíritu y renueve tu vida completa. 


¿Crees en el mensaje del evangelio, para vivir comprometido a obedecer la palabra de Dios? 


2) El sermón en el Pórtico de Salomón (Hechos 3:11-26)


El segundo sermón se da luego de que Pedro y Juan sanaron a un hombre cojo de nacimiento, los testigos del evento se llenaron de asombro y espanto ante lo ocurrido (Hechos 3:1-10). Por eso, el sermón es una explicación y defensa (apología) de la reciente sanidad del cojo, hecha en la puerta de la Hermosa.


a) El tema central de su mensaje es Jesús el Mesías que fue prometido a sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob; quién fue entregados por todos los oyentes para que fuera ejecutado por los romanos. Pero, Dios lo levantó de los muertos y los apóstoles son testigos de ese acontecimiento.


b) La sanidad hecha al cojo fue por la fe en el nombre de Jesús, el Mesías prometido; en Su nombre habían dado sanidad al hombre.


c) Su sermón “termina con un llamado al arrepentimiento y a la conversión como requisito previo para el perdón de pecados” (Padilla, Acosta y Velloso, p.1387). En todo momento, hay un llamado al arrepentimiento para que del Señor traiga tiempos de perdón. Además, de un llamado a oír las enseñanzas del nuevo Moisés, las enseñanzas de Jesús. La sanidad es solo la evidencia de la manifestación de la gracia salvadora para todo aquel que crea por fe en Jesús, como Señor y Salvador. 

El resultado es triple. Por un lado, Pedro y Juan son encarcelados y llevados el siguiente día ante el concilio para amenazarles de que deben dejar de predicar en nombre de Jesús (Hechos 4:1-22). Y el otro resultado es que se convirtieron unas cinco mil personas (Hechos 4:4); además, de que los discípulos se unieron en oración para pedir a Dios fortaleza para seguir predicando a Jesús (Hechos 4:23-31). 


Aplicación: Las necesidades sociales debemos verlas como las oportunidades para dar lo que tenemos de Dios, tal y como lo hicieron Pedro y Juan ante la necesidad del cojo. Estamos ante una pandemia que ha desnudado la bancarrota espiritual de las personas a nuestro alrededor, ha derribado los ídolos económicos y políticos sobre los que estaban la confianza de los pueblos a nivel global, ha mostrado lo frágil del tejido familiar y está despertando al pueblo de Dios para que se arrepienta de sus pecados y vuelva su corazón a Dios. Estamos viviendo un tiempo para anunciar el evangelio, mientras brindamos nuestra mano al necesitado de alimento, al necesitado de una palabra de ánimo y confianza en Dios, a las necesidades espirituales de nuestras familias. Este es tiempo para predicar el arrepentimiento de pecados y volvernos en humillación a Dios, es un tiempo para mirar el rostro de Dios y pedirle que envie su Santo Espíritu. 


¿Qué necesidades tienes donde debe intervenir Dios, a través del anuncio del evangelio de Jesús?

3) El sermón ante gentiles (Hechos 10:34-44).


Este sermón se originó en la visión que Dios le dio a Cornelio para que buscara a Pedro, y la visión que Dios le mostró a Pedro para que fuera a ver a Cornelio (Hechos 10:1-33). Hay que recordar que Cornelio es un gentil, un centurión romano. Los judíos no visitaban las casas de los gentiles porque creían que se contaminaban. Así que es Dios quién envía a Pedro a anunciar el evangelio a la casa de un gentil, para que se inicie la predicación a los gentiles y su incorporación a la iglesia. 


a) Este sermón de Pedro es una presentación del evangelio de Cristo ante Cornelio y su casa. Algo curioso porque en los planes de Pedro no estaba la predicación del evangelio a los gentiles, pero en los planes de Dios si estaba, y a partir de aquí se derriba la barreras raciales y religiosas, para que los gentiles formen parte del pueblo de Dios.


b) El sermón fue el preámbulo del derramamiento del Espíritu Santo sobre gentiles (Hechos 10:44) y el informe a la iglesia de Jerusalén, llegando a estar admirados de la obra de Dios: “Cuando los hermanos de Jerusalén oyeron estas cosas, se callaron y alabaron a Dios, diciendo: –¡De manera que también a los que no son judíos les ha dado Dios la oportunidad de volverse a él y alcanzar la vida eterna!” (Hechos 11.18, DHH).


Aplicación: Debemos reconocer que en el evangelio no hay distinción de personas, todos deben escuchar la proclamación del evangelio y a todos se les llama a vivir para Cristo Jesús. Reconocemos que es Dios quién salva, nosotros debemos predicar a Jesús y este crucificado. Es a través de la predicación del Evangelio que el Espíritu Santo puede derribar toda barrera de incredulidad, de ignorancia, de desconfianza, de ateísmo, de odio, de orgullo, en fin, cualquier tipo de barrera que estemos levantando y nos aparte de Dios.


¿Qué barrera te está separando de Dios y es momento de que sea derribada por el evangelio?

CONCLUSIÓN

Termino con una pregunta: ¿cuántas cosas debes saber para que, gozando de esta consolación, puedas vivir y morir dichosamente? (Nyenhuis, p. 2); además, la respuesta es en esencia el mensaje del evangelio.


Son tres cosas las que debemos saber:


1) Cuán grande son mis pecados y miserias. En todo mensaje bíblico, debe haber una confrontación a los oyentes con su realidad: somos pecadores y debemos reconocernos como tal, junto con las miserias que esto implica. Somos pecadores porque pecamos y pecamos porque somos pecadores. No es suficiente con reconocerte como pecadores, debes aceptar que has transgredido los mandamientos de Dios y has ofendido a Dios.


2) De qué manera puedo ser librado. Lo siguiente que necesitamos saber es la manera en que podemos ser librados de nuestros pecados y las miserias. La única solución la proveyó el mismo Dios, a través de la obra de Jesús en la cruz, para que el Espíritu Santo nos aplique la redención. Debes reconocer tu necesidad de un Salvador, no te puedes salvar a ti mismo. La salvación es la intervención divina en nuestras vidas, para resucitarnos de nuestra tumba de delitos y pecados. En la predicación del evangelio se ofrece la salvación a todas las personas en estos términos: "todo el que tenga sed, venga a Jesús el agua viva; todo aquel que tenga hambre, venga a Jesús el pan de vida eterna; todo aquel que esta cansado y agobiante, venga a Jesús quién puede darte descanso". ¿Vienes a Jesús? 


3) La gratitud que debo a Dios por su redención. Si he sido librado de la esclavitud del pecado, lo que sigue es vivir en gratitud a Dios por salvarme. Como discípulo de Jesús, debo vivir para darle gloria a Dios. Esa es una de las características de un verdadero discípulo, está dedicado a darle la gloria a Dios con todo lo que piensa, siente, habla, hace y vive.

Y, ¿como respondes ante la proclamación del evangelio? Solo tienes dos posibilidades: te rindes al señorío de Jesús o lo rechazas completamente.

Bibliografía.

Padilla, C. René, Milton Acosta y Rosalee, ed. Velloso. Comentario Bíblico Contemporáneo: Estudio de toda la Biblia desde América. Buenos Aires, Argentina: Certeza Unida, 2019. Impreso.

Nyenhuis, Gerarld. Comentario del Catecismo de Heidelberg: 52 estudios breves. Coyoacán, México: Publicaciones El Faro, 1990. Impreso.



Msc. Maynor Agüero

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