Tema 3: “Ser compasivos con todos”
Actualizado: 14 mar 2021
La experiencia con Jesús es una aventura sin mapa, donde la agenda es dinámica, va creciendo, exige esperanza, presenta nuevos desafíos, en fin, el camino de la cruz es un camino de negación personal para sumarse al proyecto de Dios de reconciliar consigo al mundo por medio de Jesús.
“Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió” (Mateo 9:9, NVI)
El encuentro con Jesús en la vida de Leví (después conocido como el apóstol Mateo) se resume en una palabra: “Sígueme”, su respuesta a esa invitación de Jesús fue un acto de obediencia, y por lo tanto un acto de fe (Santiago 1:22), Leví simplemente “se levantó y lo siguió” (Mateo 9:9, NVI).
Leví renunció a la aparente autonomía de su vida para entregarla a la agenda de Jesús, renunció de una forma irrevocable a su oficio como colaborador de la opresión de Herodes y Roma[1] , para convertirse en artesano de la paz del Reino de Dios.
El oficio de Mateo era el de publicano, un trabajo que era considerado deshonroso por parte de los judíos en general y de los fariseos en particular, razón por la cual estos comienzan a murmuran de Jesús por su gesto de entrar en la casa de Mateo a comer con él y sus amigos.
Con este acto Jesús se identifica con los marginados de la religión oficial de su tiempo, mientras aquellos que buscaban construir una fama terrenal por su dedicación en el cumplimiento de la Ley no tenían contacto con los pecadores, Jesús se reúne a comer con los pecadores para invitarlos a su Reino, mientras los fariseos se escandalizan, Jesús responde diciendo: “no son los sanos los que necesitan medico sino los enfermos” (Mateo 9:13)
“Mejor vayan y traten de averiguar lo que Dios quiso decir con estas palabras: “Prefiero que sean compasivos con la gente, y no que me traigan ofrendas”. Yo vine a invitar a los pecadores para que sean mis discípulos, no a los que se creen buenos” (Mateo 9:13, TLA)
Los fariseos solo compartían la mesa con aquellos que se sometían a sus reglas de pureza, cuando Jesús accede a sentarse con aquellos que se lo permiten, aunque sean pecadores, encuentran una oportunidad directa para conocer al Dios Padre por medio de la amistad con Jesús.
El amor y el perdón de Dios no son categorías abstractas de pensamiento que deben ser aprendidas de memoria, son manifestaciones del Reino de Dios en medio de la humanidad. Jesús va al encuentro de la persona en medio de su cotidianidad para iniciar un proceso de transformación con una sencilla pero profunda invitación: sígueme.
¿Cómo demostrar si estamos o no cumpliendo con ese llamado? pongamos en lugar de privilegio la práctica de la misericordia, aceptemos al marginado y oprimido reconociendo que su vida al igual que la nuestra depende de la bondad de Dios, y brindemos nuestra amistad con aquellos que hoy están solos en una mesa.
[1] El oficio de publicano consistía en la recaudación de impuestos, el cobro de peajes y tasas de importaciones/exportaciones, una vez que se renunciaba a este puesto no se podía recuperar el trabajo.